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ASESORÍA JURÍDICA

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Hemos constatado la indefensión que padecen  las personas que carecen de recursos para pagar una asistencia digna, y comprobado de manera sangrante,  que la justicia no es igual para todos, por lo que se requiere de una intervención que pueda ayudar a compensar esa asimetría.
Para ello, facilitamos en un primer momento,  asesoramiento  en materias penales y penitenciarias, administrativas, de familia, y en muchos casos, nos ponemos en contacto con los abogados de oficio que han sido asignados a nuestros chavales para coordinarnos con ellos, y exigirles una atención digna y con garantías de defensa.
 También en casos concretos de especial complejidad y que entendemos que lo requieren, nos personamos como abogados asumiendo la defensa.

La Asesoría jurídica de Alucinos forma parte de nuestra Asociación casi desde su comienzo: se ha visto siempre necesario el complementar el trabajo de los distintos espacios , tareas e intervenciones de nuestro Colectivo con un asesoramiento jurídico a las personas con las que trabajamos. 

El sistema judicial siempre ha contribuido a la  marginalidad y la exclusión social, por ello  para nuestra Asociación, es fundamental contar con una  Asesoría  jurídica que pueda desempeñar un papel relevante a la hora de intentar   paliar  la profunda desigualdad  en el trato  que vienen sufriendo  nuestros vecinos cuando se  enfrentan a un proceso judicial.

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En multitud de supuestos, nos llegan las personas con una condena ya firme y por tanto irrecurrible y  nuestro papel se desarrolla entonces en  la ejecución de las condenas, planteando alternativas a la privación de libertad (suspensiones, sustituciones por multas o por trabajos en beneficio de la comunidad que pueden desarrollar en nuestra Asociación…).

Mantenemos el seguimiento con muchas personas presas , algunas carentes de toda clase de vínculos y que ven agravada su condena por el abandono al que están sometidos: les apoyamos en la solicitud de permisos de salida, en la progresión de grado para intentar que accedan al régimen abierto, en la libertad condicional.

En Alucinos creemos que la prisión supone una respuesta  generadora de sufrimiento para la persona privada de libertad y su familia, reforzadora de la previa exclusión social, cara (30.000 euros preso/año),  y a la postre, inútil (de ello habla por sí sólo el dato de la reincidencia).

Pensamos que es inexcusable propiciar alternativas a la prisión, con más generosidad de la que lo hace el vigente Código Penal, ampliando los márgenes para las llamadas “suspensiones” y “sustituciones”, propiciando fórmulas de desjudicialización de conflictos de menor importancia ,y reduciendo al mínimo los plazos de estancia penitenciaria mediante una utilización más amplia de las posibilidades de tratamientos extrapenitenciarios .

El siguiente  ejemplo, extraído de la realidad sufrida por un joven de nuestra asociación, y que sirvió de base a una queja que formulamos al Colegio de Abogados,  nos muestra la importancia de esta labor de asesoramiento  y seguimiento.

Un  preso del barrio tenía un juicio,y lo único que  sabía era  que el Fiscal solicitaba para él una pena de 5 años por un delito de robo con intimidación de un bolso que contenía 200 euros.

 Su abogado, del turno de oficio, en los seis meses que llevaba como preso preventivo (a la espera de juicio) no había ido a la Prisión a verle ni en una sola ocasión. Así, no había podido conocer que el chaval padecía desde hacía muchos años, una severa drogodependencia, fruto de una infancia truncada por la  exclusión y la marginalidad, que estaba en el origen del delito en el que había incurrido. No había podido, por tanto, pedir prueba de dicha toxicomanía, para poder utilizar dicha circunstancia como atenuación de la pena, y tampoco había preparado con su cliente, con tiempo y sosiego, la defensa de la acusación que pesaba contra él , ni buscar posibles coartadas o alternativas.

Nos contó que mientras esperaba en el calabozo de los Juzgados, preso, nunca mejor dicho, de una profunda ansiedad,  vio aparecer a su abogado de oficio que, en cuatro minutos, le indicó que debía negar los hechos que se le imputaban, advirtiéndole por cierto que lo tenía muy complicado para salir absuelto, y que a pesar de ello, eso era lo que iba a solicitar en el inminente juicio.

Colofón terrible de esta “asistencia” fue que siendo la prueba de cargo muy contundente y por tanto inviable  que prosperase el alegato de inocencia, y no habiéndose propuesto ninguna alternativa que pudiera minorar la pena a imponer (como lo habría sido una prueba de la adicción que sufría nuestro chaval en el  momento de comisión del robo) la sentencia fue implacable  y le condenó a  4 años de prisión.

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