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La graduación de Pipo

  • Foto del escritor: Alucinos
    Alucinos
  • 11 jul
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 8 sept

11 de julio de 2025


Pipo tenía como cinco meses. Era un bebote precioso, con unos ojos que irradiaban amor, ternura y fidelidad. Esas cosas que se notan ya desde pequeños y Pipo pertenecía a ese grupo, bueno, bueno y además precioso.


Vivía con su madre en el corral de las ovejas, unas señoritas de pelo blanco y rizado que aunque  majas, no se distinguían por su inteligencia. Además, eran muy ruidosas con ese balar tan repetitivo y cansino que llegaba a aburrir.

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Pipo, no las tenia demasiado cariño, vamos que estaba bastante harto de que siempre tuviese que ir, él y su madre, una mastina impresiónate, con esa mirada dulce y benevolente que tienen todos los mastines, a acompañar a esas lanudas que además de tontas , eran antipáticas.


Una tarde que venían la madre y el hijo con las ovejas para dejarlas en la cuadra y beber y comer ellos, Pipo se volvió a su madre y le espetó lo que llevaba ya varios días rumiando


Mama, porque tenemos que ir siempre con estas memas, y estar vigilándolas? No entiendo  la razón Le pregunto un día Pipo a su madre


Porque somos mastines, y nuestra obligación es cuidar y proteger a las ovejas que por eso nos tienen.- respondió la madre con paciencia


Oye mama, eso no es del todo así, Aquí hay perros pastores, mastines que tienen su amo y salen todos los días a pasear con sus dueños. Yo les veo sin que ellos me vean a mi, y cuando llegan al recodo del rio sus amos los sueltan y se lo pasan divinamente corriendo detrás de las mariposas y olisqueando todo el campo que tienen antes ellos. Nosotros somos también mastines, pero nuestra vida es diferente. No podemos pasear cuando nos apetece ni tu ni yo y, además tenemos que ir siempre con las ovejitas.

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Hijo, tu y yo somos mastines de trabajo, y nuestro trabajo es, precisamente estar con las ovejas, cuidarlas y protegerlas. No se si lo entiendes pero es nuestra obligación y lo tenemos que hacer, contesto la madre con paciencia infinita.


Y porqué esos que vienen en verano pasean sin ovejas  y les están haciendo todo el dia carantoñas, y nosotros que curramos, no nos hacen ni  caso. A mi me parece que esto no es justo


La madre se paró en seco y contesto:


Pipo, tienes la enorme suerte de ser un magnifico ejemplar de mastín y los mastines nos seleccionan para la labor de cuidar de las ovejas. ¿Está claro?


La mastina dejo muy claro que la polémica había llegado a su fin y que no había más que hablar.


Pasaron unos días con esa tranquilidad propia de finales de verano, Los campos ya estaban cosechados y las ovejas seguían sus paseos por otros lares para que pudieran comer pastos mas frescos. En una de estos cambios, ocurrió que la mastina se fue con un grupo de ovejas y Pipo con el otro . Se podría decir que era la graduación de Pipo como pastor.


Empezaron a caminar y el cachorro hacía lo que había visto hacer a su madre. Meterse entre las ovejas y otear con su magnífico olfato la proximidad de cualquier peligro.


En una de estas, las ovejas se encontraron que tenia que atravesar donde había una espacie de agujero, y claro, todas querían pasar por el y además a la vez . Enseguida Pipo se dio cuenta  del peligro que podría sobrevenir y como un rayo salió corriendo y empezó a imponer su destreza en ir cogiendo a las ovejas con la boca y sin dañarlas para que no se apelotonasen y hubiese accidentes.


El pastor corrió también y cuando vio como se comporto Pipo, le dio una golosina y le dijo: Pipo eres un buen perro


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En ese momento la cara y el espíritu de Pipo se ilumino de alegría y fue el cachorro mas feliz del mundo. Y por supuesto se acordó de los sabios consejos de su madre cuando le decía que tenia suerte de  ser un buen matin y cumplir con su deber.

 
 
 

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