31 de diciembre de 2020
Es de suponer que quien más o quién menos, este año ha debido de ser uno de los pocos en los que se prescinde en la carta de los reyes, de la bolsa de deportes o de las nuevas zapatillas, o del nuevo modelo de móvil que ha salido y que hace unos fotos que te relames de gusto para después subirlas a Instagrám, y así conseguir que tus seguidores aumenten. También es de suponer que la razón es obvia ¿Por qué?
La respuesta es inmediata: porque el bichito del COVID19 y, ahora, aparece otro muy parecido a él pero angloparlante, nos ha trastocado nuestra sociedad tanto en el aspecto social como económico.

Esta ruptura con nuestra forma de vida de hace apenas un año, dentro de una sociedad avanzada, donde el principal interés son los bienes materiales,(se incluye también y como primero en la lista, a la salud,), ha supuesto un estado de ansiedad, desasosiego, frustración y la sensación de desorientación ante el presente y por supuesto al futuro. Es decir, lo que sufrimos ahora es una sensación muy parecida sino igual al fracaso. Al fracaso más absoluto y brutal.
No vamos a dar la cifra de muertos en todo el mundo, porque realmente no se sabe, pero si la del número de empleos según la OIT se han perdido en todo el mundo, 500 millones, el número de personas en extrema pobreza ha aumentado en 150 millones, y se ha pasado de 140 a 270 millones las personas que pasan hambre. Hemos retrocedido entre 10 y 15 años
Pensábamos que nuestra sociedad era sólida, que era impensable que pudiera presentar esta incertidumbre, que era impensable estar confinados en casa, que las escuelas cerrasen, al igual que toda actividad social, comidas, reuniones, trabajos, y sobre todo no poder darnos abrazos y besos que al menos en nuestro país es importante. Pues ocurrió, ocurre y ¿ocurrirá???
Actualmente tenemos toda la esperanza en las vacunas, de la nacionalidad o marca que sea, pero por favor que ésto pare. Por tanto llegamos a nuestro objetivo ¿Qué vamos a pedir a los Magos? Pues que la vacuna funcione y volvamos a nuestra vida y costumbres. Esperemos que sea así, y si no recuperamos todo como era antes, al menos sea parecido y nos recuperemos y aprendamos a tener humildad, primero, porque es lo correcto, y segundo porque en realidad, somos muy vulnerables.
Pero ahora veamos esta misma situación desde otras zonas del mundo, dado que es una pandemia.
¿Cómo la sentirán los habitantes de algunas zonas de Africa? Por ejemplo en el mapa siguiente, se ofrece los datos de los niños que trabajan desde los 5 años en zonas peligrosas en calidad de semiesclavitud
En esta situación, es ¿posible pensar que van recibir la vacuna para todos, y no para aquellas clases de una elevada situación económica?

He escogido el trabajo infantil, pero realmente podía elegir bastantes temas igual o más horripilantes que éste: la prostitución, las guerras provocada por mafias o radicales para obtener más poder, aquellos que tienen que dejar sus raíces, casa y van sin saber a donde, etc…
Pero los marginados que se encuentran en estos grupos, indudablemente sufren otro tipo de problemas de un dramatismo que creo que todos tenemos presente.

Y la pregunta del millón es ¿Por qué?. La respuesta más inmediata es que estamos en una sociedad enferma, muy enferma e hipócrita. No hay más. Porque la sociedad bonita, situada bajo cualquier cielo, credo y color es una sociedad predadora, pero no para sobrevivir como hace la naturaleza, sino para acumular poder y para ello se aprovecha de quien haga falta. Y claro, al estar enferma, tiene fisuras, que no somos conscientes de ellas, porque tenemos muchos problemas e intereses, pero las fisuras están ahí, y tal vez por ellas entran otros enemigos que no vemos, y lo más importante que no reconocemos porque pensamos que somos imbatibles. Y caemos. Y no solo ante el COVID, sino ante nuestra alma, que es mucho más grave.
Por estas razones, creo que tendríamos que reflexionar mucho y de forma continua, no solo en determinados días emblemáticos, y al menos pedir y actuar en consecuencia dentro de lo poco que seamos capaces de aportar cada uno de nosotros. Recordad a un refrán español y antiguo que reza así ‘ un grano no hace granero pero ayuda al compañero’. Esto es lo que tenemos que hacer siempre a lo largo de nuestra vida, es nuestra condición humana la que está en juego, es la enseñanza a nuestros hijos, sino queremos que el día de mañana sean predadores, y en definitiva es por nosotros mismos. Por eso creemos que este año nuestra carta tiene que ir llena de peticiones, al margen de las ya comentadas del COVID. Tiene que ir acompañada de nuestro deseo de ayudar y colaborar por todos aquellos que sufren un estado de marginalidad dentro y fuera de nuestras fronteras y pedir, (cada uno a quien quiera o en quien crea) ayuda, confianza y fortaleza para conseguirlo
Comments