14 de febrero de 2025
El sábado 8 de febrero, nos visitó la tuna de Educación de la Universidad Complutense, y nos estuvieron amenizando con sus canciones, alegría y jovialidad.
Es imposible ir a sitios universitarios emblemáticos como Salamanca y Santiago de Compostela y salir de noche y, no encontrarse con las alegres canciones que los estudiantes vestidos de gala, con sus cintas de colores e instrumentos musicales nos ofrecen y nos llenan de alegria

Para aquellos que tengan interés por saber de donde y como se formó la tuna, hemos preparado un pequeño resumen de la historia de los tunos
Su origen es universitario, concretamente de la primera universidad que se creó en España, en 1212, en Palencia. Posteriormente, y dado la relevancia de la Universidad de Salamanca, se desarrollo en esta universidad, siendo famosos los tunos de Salamanca.
La idea surgió entre los universitarios en conseguir dinero para poder ir sobreviendo, que en esa época no era del todo fácil. Así se hizo famosa la actuación de las diversas tunas en los mesones y fondas, donde además conseguían unas monedas y algo de comida

La tuna en sus orígenes aglutinaba a aquellos estudiantes que por su condición económica no podían costearse su estancia en la universidad, y trovaban por las fondas y mesones para conseguir algo de dinero y un plato de sopa con los que mantenerse. Por esta razón se les conocía como «sopistas», y se decía que vivían de la sopa boba.
Para tales menesteres portaban guitarras y bandurrias y cantaban coplas populares. También se servían de sus habilidades musicales para enamorar a las doncellas que pretendían. Constancia de ello queda en la primera referencia escrita que hay sobre las tunas, que se encuentra en el archivo de la Universidad de Lérida, y en la que se prohíbe a los estudiantes hacer rondas nocturnas bajo pena de confiscarles los instrumentos.
No puede hablarse de tunos, hasta 1538, año en que los sopistas se acogieron a las viviendas benéficas que les ofrecía la Instrucción para bachilleres de pupilos. A partir de ese momento, comenzaron a cantar sin que en ello les fuera la supervivencia. Porque, entonces, los ya ex sopistas, en calidad de estudiantes veteranos, se hicieron servir como escuderos por los «bobos», «pardillos» o estudiantes nuevos, a los que supuestamente debían apoyar, según la norma, a cambio de legarles su gaya ciencia musical.
Lo cuenta el Guzmán de Alfarache, haciendo hincapié en el estatus de estudiante rico que así alcanzaron los otrora sopistas. Luego, en El Buscón de Francisco de Quevedo, se habla de las bromas que les aguantaban los estudiantes novatos, hasta cumplir el meritoriaje que les terminara equiparando a ellos.
La figura del tuno mendicante desaparece, y es cunado duarante la regencia de María Cristina, que permite la libre asociación, se crean asociaciones de músicos y artistas entre las que sobresalen las «estudiantinas», grupos musicales a la batuta de un director, con un formato de número musical que fue todo un éxito en la época, haciendo que estudiantinas como la «Figaro» trascendiera fronteras y continentes.
A imagen de estas estudiantinas, se recrean en las universidades españolas las primeras tunas como las vemos hoy, que evocan las comparsas de estudiantes de antes, pero ahora con el traje y formato musical de la estudiantina, multiplicándose sus tradicionales galanteos y rondas nocturnas.

Finalmente, además de agradecer a nuestra compañera Laura de Alucinos que ha hecho posible que nos ronde la tuna, solo nos queda decir, que esa noche en el Stella se lo pasaron estupendisimamente y estamos listos para repetir.
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